domingo, 4 de julio de 2010

Fin de semana

Empezamos arrastrando a los chicos de las camas para que desayunaran antes de salir hacia Londres, donde visitamos Greenwich, su museo con el meridiano incluido, y otras curiosidades. A continuación nos dirigimos al British Museum en el cual nuestros chicos tuvieron la oportunidad de disfrutar de las esculturas griegas y romanas y contemplar las momias y sarcófagos egipcios y la piedra roseta. Algunos no paraban de preguntar cuánto faltaba para salir de allí y se nos iban sentando en cada banco que encontraban. Pasar las noches en blanco no sale gratis.

El picnic tuvo un carácter muy cultural ya que no siempre se consigue disfrutar de un magnífico sandwich en los bajos del British Museum, nos acompañó un pequeño y culto, suponemos, ratoncillo.


Después dimos un paseíllo por China Town para dirigirnos a continuación hacia el museo de cera Madam Tussaud's. Las estrellas de fútbol y los personajes de Crepúsculo fueron los más fotografiados por nuestros alumnos. Los profes prefirieron a Obama, The Royal Family, George Clooney... Todo ello con cierta premura para regresar al hotel y disfrutar de la victoria de España, al grito de, insospechadamente por parte de algunos, "yo soy español, español, español..." La victoria fue ampliamente celebrada en una calurosa fiesta en la disco del hotel hasta que los cuerpos aguantaron, y fue mucho...

Hoy domingo amaneció con cierto aire melancólico, ya que los compañeros de Gran Canaria regresaban a su tierra. Nos costó un poquito entrar en confianza, pero parece que seremos amigos para siempre, mientras exista el twenty y, en algunos casos, quizá sea necesario hacer uso de Binter o Islas... ya que ha habido "aproximaciones empáticas" (Alberto dixit).


Desayunamos y partimos vía Dover hacia Canterbury, para visitar la ciudad del santo Thomas Becket, disfrutar de su magnífica Catedral, el museo de los Cuentos y algunos gastar sus últimas libras en una calle repleta de atrayentes tiendas... No tenemos ni idea de dónde van a guardar tantas cosas que han comprado.

Volvimos al hotel a degustar una deliciosa ensaladilla y una no menos apetitosa paella. Después vinieron las lágrimas de la despedida.

El resto de la tarde la tenemos libre para ponernos al día en las cuentas del twenty y pasear por el pueblo y la playa.


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